La adopción de billeteras electrónicas sigue creciendo, pero para conectar todo el ecosistema financiero es necesario avanzar con el cobro digital para los comercios de cercanía Por Marcelo Fondacaro, Chief Commercial Officer, Veritran Si bien el uso de las billeteras electrónicas sigue creciendo y su aceptación va en aumento, dándole con ello auge a los pagos alternativos, el próximo desafío para el sistema financiero es avanzar en la adquirencia digital, con el fin de que ese dinero virtual en los bolsillos de los usuarios sea aceptado en cualquier comercio, pero específicamente en los que conocemos como de cercanía. Los pagos digitales se encaminan hacia la masificación, pero para efectivamente lograrlo se deben atar los extremos del ecosistema que hasta ahora siguen desconectados. Si un usuario utiliza un pago QR con su billetera para pagar por un servicio al portador de otra wallet, digamos, por un arreglo en su casa, ya está actuando como un iniciador del ciclo. Pero si ese receptor de pago se ve obligado a retirar el dinero en un ATM para comprar en un comercio de cercanía, el ciclo se interrumpe. Es justamente en esa grieta donde se abre una oportunidad para darle un empujón a la adquirencia digital y móvil, de parte de bancos o fintechs para pequeños comercios y emprendimientos. Aunque aún el efectivo sea la opción predilecta para los comerciantes, quienes lo perciben como una vía de menor costo y mayor eficiencia, porque les permite evitar el pago de comisiones y el alquiler de terminales electrónicas, es claro que hay apertura a opciones de cobro que sean rápidas, seguras y convenientes. Y es en este punto donde la adquirencia digital se convierte en una opción para este sector, entendiéndola como el conjunto de herramientas que tiene un pequeño comercio para habilitar pagos digitales, de manera presencial con código QR, o remota como con links de pago, entre otros medios. Estas transacciones móviles ayudan a los negocios a escalar, romper barreras de demora en la disposición de fondos, reducir las abusivas comisiones por transacción y lograr mayores ventas. El cobro digital también ofrece mejoras en la rentabilidad y crecimiento. Gracias a la optimización de la experiencia del cliente, reduce costos al no contemplar transacciones en papel, permite mejores registros de las transacciones, y -a mediano o largo plazo-, otorga capacidades competitivas, abriendo puertas a la expansión.
A medida que va cediendo el periodo de incertidumbre pandémica, vemos cómo los pagos digitales tienen un efecto prolongado entre los usuarios a la vez que han incentivado la migración de millones de nuevos clientes a los servicios financieros por primera vez, según datos del Banco Mundial. El organismo estima que el 11% de los adultos en Latinoamérica y El Caribe (aproximadamente 50 millones de personas) utilizaron pagos digitales en tiendas durante el primer año de la pandemia, y la proporción de nuevos adoptantes va desde el 15 % de los adultos en la Argentina y Costa Rica, hasta alrededor la mitad en El Salvador y Jamaica. De esta forma, vemos cómo los usuarios confían más en el uso de dispositivos móviles para las transacciones financieras que realizan. Considerando esto, los procesadores de pagos electrónicos están empezando a implementar opciones para los emprendimientos y pequeños comercios a través de aplicaciones con métodos de captura de links, tarjetas y/o códigos QR. Con esto en mente, cabe aclarar que toda solución de pago a través del teléfono inteligente también debe ir acompañada de una interfaz de usuario óptima, simple y atractiva, así como mecanismos de seguridad y funcionalidad a un nivel superior. Al final del día, recordemos que el verdadero valor del pago digital va más allá de un análisis de costo-beneficio. Más bien, es la puerta a una relación más profunda y cercana con el cliente. La tecnología para completar el ciclo de los pagos digitales ya existe y está disponible para los actores financieros. Los usuarios también lo están demandando y los comerciantes comenzando a ver su valor. Así que, será muy interesante ver cómo este ecosistema irá tomando forma en el futuro próximo, y cambiando la manera de como consumimos y movemos nuestro dinero, cada vez más digital.
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